Hoy en día, en todo lugar, disfrutamos de los sistemas embebidos. Son sistemas informáticos que pasan desapercibidos. Como su nombre indica están «empotrados» en las cosas realizando todo tipo de tareas. Los tenemos en los electrodomésticos como hornos, vitrocerámicas, lavadoras, neveras, etcétera. Los tenemos también en los coches, ascensores, motocicletas. En todo tipo de dispositivos como semáforos, sistemas de alumbrado en las ciudades, en los sistemas de riego, etcétera. Estamos hablando del orden de miles de millones de sistemas computacionales que nos rodean por todas partes. No es nada nuevo, están ahí desde hace mucho tiempo, embebidos y cada vez más «inteligentes»..

Los sistemas embebidos están por todas partes. Son sistemas computacionales que se encargan de realizar tareas muy bien definidas. Generalmente son sistemas compuestos por pocos sensores y actuadores, que normalmente realizan tareas rápidas, quizá reaccionan en tiempo real, frente a una serie de acciones. Es decir, son sistemas informáticos que pueden trabajar de forma independiente. La mayor parte de las veces son pequeños, y se suelen dedicar a realizar acciones muy bien definidas.
Es muy interesante que en estos dispositivos se pueden definir acciones en función a unos eventos. Una vez diseñados y construidos, pueden trabajar sin atención, facilitándonos el día a día hasta límites impensables. Estas tareas pueden ser desde tareas muy sencillas como por ejemplo encender una luz cuando hay alguien presente, a complejas tareas como por ejemplo la gestión de las compras en tiendas o gestión de inventarios en almacenes automatizados.
Cada año que pasa estos sistemas embebidos se mejoran con capacidades cada vez más inteligentes. Estamos hablando de sistemas que cada día están integrándose más en el Internet de las cosas (IoT). Con lo que nos podemos imaginar todo tipo de funcionalidades, tanto para mejorar las vidas de las personas en lo privado, como en lo laboral.